Páginas

miércoles, 6 de octubre de 2010

Pesos Pesados

La mayoría de las veces (lamentablemente) suele pasar que caemos a algún lugar y nos encontramos con ese o esa que queremos evitar a toda costa. A mí particularmente me pasa que tengo que estar de un humor muy especial para poder lidiar con determinadas personas. Siempre hay alguien que es para ver, digamos, una vez al año. O cada dos o tres.
Lo peor en estas situaciones es que por el bienestar del grupo, una tiene que adaptarse, entonces saludás, te vas a sentar y solamente quedan libres los asientos de la punta, a la derecha y a la izquierda del pesado (obviamente, todos están amontonados al otro extremo de la mesa). Ahí empezás a putear y a auto-recriminarte cada cosa que hiciste en el día y te llevó a ese lugar y momento (si no me hubiera levantado tarde... - si no me hubiera colgado con el facebook no se me habría evaporado el agua para los fideos ni habría tenido que ponerla a hervir otra vez - si no hubiera comido mientras chateaba no se me habrían caído los fideos a la mierda ni habría tenido que limpiar el enchastre (ni terminar comiendo una manzana) - si no hubiera tenido que limpiar el enchastre habría podido bañarme antes y llegar más temprano y ahora no estaría sentada al lado de este - y cosas por el estilo).
Pero una vez confinada a la punta de la mesa, a esa a la que todos le dan la espalda y las conversaciones interesantes no llegan, estás hecha. Y bueno, ya estoy acá, charlo un poco con este y al primero de aquellos HDRMP que se levante, le cago el lugar... Y tratás de poner buena cara, hacerte la simpática y cometés el garrafal error de preguntarle cómo anda. Y es ahí cuando te empieza a contar sobre cada aspecto de su vida, con lujo de detalles. Y mientras sigue con su eterno relato de lo que sufrió cuando se rompió aquella uña en el '93 cuando se cayó del triciclo en el patio de la casa de su tía, vos por dentro empezás a cantar en orden las canciones de tu disco preferido, o planeás la estrategia a desarrollar en la próxima partida de T.E.G., repasás en orden descendente los artículos del código penal, pensás en lo loco que sería cruzar una cebra con una morsa y demás boludeces que ayuden a mantenerte despierta por lo menos durante el tiempo que la educación lo requiere.
Y de reojo ves cómo los demás la pasan bárbaro, ignorándolos al pesado y a vos, que caíste en la lista negra por asociación. De vez en cuando largás un ahá o un mirá vos de esos que llenarían de orgullo a tu madre si te viera en esa situación.
Pero seguís mirando de reojo y te empezás a calentar. Y cuando mirás de nuevo al locutor frustrado que tenés al lado, que no para, empezás a carraspear, a moverte de un lado para el otro y a contestar cada vez peor, mientras por dentro ya dejaste de cantar, decidiste adoptar la más feroz estrategia Napoleónica, terminaste convenciéndote que hablar sin límites debería ser un delito (omisión trágica del legislador) y que la cersa (o la morbra, todavía no estás seguro) debería estar sujeta a estricta dieta de gente insoportable.
Y por ahí ves que uno se levanta, saluda en general y pensás esta es la mía, pero el forro no para de hablar y vos no podés cambiarte de lugar sin sentir esa culpa que el resabio de los putos años de buena educación te provoca. Así que agarrás, esperás que termine con la última de las anécdotas intrascendentes que te estaba contando, decís un último ahá, tirás la que esperás sea tu última sonrisa falsa de la tarde/noche y te corrés.
Y siempre de reojo, ves que el tipo se levanta también y se vuelve a sentar al lado tuyo. Tratás de ignorarlo y te prendés en la conversación de los otros, tirás un par de chistes, te reís un poco, y en el mismísimo momento en que cerrás la boca, el otro te toca el hombro y te dice ahhhhhhh, no sabés lo que me pasó la otra vez. Y vos, ya hinchada las pelotas, no le das ni tronco de bola y te girás 45º, cosa de que se dé cuenta.
Pero en general, el pesado no sabe captar indirectas ni tiene noción del respeto del espacio personal, por lo que, no dándose por aludido, empieza a narrar aquello tan interesante que vos no sabías que le había pasado la otra vez. Y mientras habla, habla y habla ya abandonaste cualquier sutileza y empezás a pensar en el top 5 de posibles crímenes perfectos. Por fin, ves que mira el reloj y, como música para tus oídos pronuncia la única frase que realmente querías escuchar uhhh, qué tarde que es, me tengo que ir. Y vos sonreís, aliviadísima, mientras todos los pensamientos oscuros que estabas teniendo se transforman automáticamente en corazones, florcitas y unicornios. Y cuando se cierra la puerta (¡por fin!) lanzás un terrible suspiro y volvés a la conversación.
Pero el alivio repentino y la alegría exagerada no duran mucho, porque están hablando de lo terriblemente cansador que es tener que bancar al que se termina de ir, y ahora empezás a pensar pero qué HDP si yo fui la que se clavó con ese desgraciado toda la tardeee!!! Y como tus nervios ya fueron puestos a prueba lo suficiente por ese día, te levantás, sonreís a lo falso otra vez y anunciás que te vas.
En el camino vas pensando en toda la serie de eventos desafortunados del día, mientras de a poco se te empieza a ir el dolor de cabeza. Cuando llegás a tu casa, pensás es al pedo, no debería haber ido. Así que prendés la compu, ponés algo de música, y cuando abrís el facebook: the horror. "Usted tiene una nueva solicitud de amistad" y la fotito de al lado que hace que aflore nuevamente tu inner serial killer. Respirás hondo, le das Ignorar, apagás la compu y te vas a la cama. Cerrás los ojos y solamente atinás a pensar gracias a Dios, mañana será otro día.


(Aclaración: esto es una situación total y completamente hipotética. Nunca me pasó así tal cual)



Y ustedes, ¿cuál es la peor situación o la peor persona en/con que se encontraron?


10 comentarios:

  1. Por lo general los pesados se excluyen solos, quizá como forma d llamar la atención, porq si fueran amables, se integrarian con el resto, cualkiera sea el tema d conversación Es una situación incomodísima para el dueño d la casa y para el q se sienta al lado q no ve la hora d integrarse al resto Lo q me pregunto es como llego el pesado hasta allá sabiendo q el resto detesta sus actitudes...
    Rocío alias "fuen"

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja muy bueno!
    Mi astuta memoria selectiva no me permite en este momento acordarme de alguna situación de tal magnitud, pero yo creo me agacho a atarme los cordones, pido para ir al baño, o me alejo sin ningún tipo de remordimiento :D

    Besos amiga! Me gustó mucho :)
    Mari A.

    ResponderEliminar
  3. yo no se que haria (?)
    jajajaj,
    no, bueno si, digamos que lo ignoraria un poco..
    aunque tambien podria hacer que lo escucho pero mientras voy pensando en todo lo que voy a hacer despues, o en la muerte de todas las personas que se sentaron en el otro extremo! ¬¬

    nos vemos en un ratoo! saludoss!

    ResponderEliminar
  4. jaja es muy real para que sea hipotetico.
    yo creo que en el segundo aha me levante a calentar el agua para el mate y nunca mas volvi a ocupar la punta de la mesa

    flor

    ResponderEliminar
  5. Se me ocurren un par de ejemplos, o un par de pares...siempre se le suma el olor a transpiración o el mal aliento, cosa que te falto...pero es una situación modelo muy acotada. Seria un hipócrita si dijera que los que lo hacen son todos unos forros (je), pero creo que uno tiene que hacer el esfuerzo por dialogar un rato en esa situacion. Pasado un tiempo, si uno interactuo con la otra persona, puede disculparse y decir que va a charlar con otra persona (tengo todo el derecho).
    Por otro lado, tuve la oportunidad de tener que soportar yo solo, dia tras dia, la presencia, la soberbia, la mala leche, los comentarios sin sentido, el aliento húmedo en el oido, y demases, de un tipo inaguantable. Y supero el umbral de soportabilidad. Asi que se fue todo a la mierda. Comenzaron las respuestas cortantes, con tonos fuertes, y de a poco, desapareció. No me siento mal porque, en verdad, hice lo que pude.
    Cuestion. Creo que todo depende de los limites de cada uno.

    ResponderEliminar
  6. guau..desp de todo eso..no se me ocurre q comentar...pero sos grosa stefy! si..me paso alguna vez,,no tan asi..pero bue..al principio soy sutil...y desp ..q se vaya todo a la mierda...no te banco?? y,..no te banco..,chau...

    segui asi stefy!! quien te inspiró en esto?? jajaja besotee..sos única amiga!!

    ResponderEliminar
  7. Mmm como empezar... coincido en todas las cosas escritas, pero por favor que es eso de que se excluyen solos; mi memoria no me deja recordar; soportar dia tras dia; tener un umbral de soportabilidad. Asi no es la cosa, y voy a pasar a contar como son las cosas para mi: que existen estas personas, por desgracia para la humanidad, existen y son muchas, ahora tener que sentarme al lado de ella jamas, antes me quedo de pie hasta que me salgan varices y las mismas revienten, o prefiero sentarme en el piso lejos (yo en el piso, imaginen a cuanto puedo llegar). Segundo yo no tengo umbral de soportabilidad, al primer minuto que no lo soporto yo me encargo de ignorarlo y mucho, dia tras dia, semana tras semana; lo excluyo yo mismo, y lo recuerdo, obvio, para tener de quien hablar (mal por supuesto y con insultos y momentos graciosos donde hago uso de mi hermosa ironia y soberbia).

    PD: se que muchos esperaban a un ramiro mas sacado pero como el post habla de una cierta educacion, bueno voy a demostrar que algo de eso tengo.

    ResponderEliminar
  8. Me quede pensando, mientras cocinaba, sobre el item de "se excluyen solos". Claramente mi punto de vista no es el equivocado, cuando podemos ver, si saben a que me refiero, que eso no sucede, que hay personas que a pesar de recibir indirectas (no tan indirectas) siguen firmes sin darse cuenta que lo que buscamos es que se excluyan.

    Querias que comente stefi, ahora me diste letra para este hermoso tema jajaja

    ResponderEliminar
  9. Es cierto que hay personas sumamente insoportables y no se dan cuenta o "no quieren darse cuenta" de su capacidad para molestar. Pero reconozco, que en las situaciones en las que me encontré con este tipo de personas no he tenido la capacidad para poner un límite y mi paciencia ha llegado a ser infinita.

    Aunque el famoso caso "Mr l'hopital" creo yo puede desbordar a cualquiera (por lo comentado y vivido por Ramiro y Martín). jaja!
    Buenísimo blog.

    ResponderEliminar
  10. jajajajajajaja que risa.

    ResponderEliminar