Hoy paso a dejar una charla desgrabada que dio el Dr. Zaffaroni (Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación) en la facu -si no me falla la memoria- el 15 de octubre del año pasado. Me pareció interesante ponerla al alcance de todos, dado que se trata de un tema de actualidad que no siempre se desarrolla de la mejor manera. Espero que les interese y ayude a generar un pensamiento crítico sobre la realidad que nos toca vivir. Abajo les dejo el link por si la quieren descargar y el archivo de audio también. Perdón por las tosidas. El audio incluye las preguntas y respuestas posteriores a la charla, que no desgrabé porque ya estaba medio podrida. Sepan comprender.
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Queridas amigas, amigos, muy buenas tardes, vamos a conversar un rato sobre un tema de interés común. Yo les agradezco muchísimo la invitación y les agradezco la enorme concurrencia y atención, lamento que vaya a desilusionarlos en este rato. Siempre me llama la atención cuando me vuelven a invitar a un lugar después de escucharme, pero bueno.
El tema que nos ocupa es algo que llamo criminología mediática, es decir, creo que hay una criminología académica, que es toda la cuestión teórica, cómo la desarrollamos, etc., que tiene su historia, no muy limpia, pero historia. Después tenemos una criminología mediática que no tiene nada que ver con la académica, es decir, en la criminología académica decimos unas cuantas cosas, pero lo que rige la vida cotidiana es la criminología mediática. Es muy raro esto, porque da la impresión como si tuviésemos por un lado medicina científica y por otro lado curanderismo, pero que lo cotidiano lo dirigiese el curanderismo. Y por último tenemos algo que es la voz de los cadáveres. Hay cadáveres que hablan y dicen que están muertos y hay cadáveres que ni siquiera dicen que están muertos. Hay víctimas que aparecen como víctimas y víctimas que no aparecen como víctimas, y en criminología la única verdad es la realidad y la única realidad son los cadáveres, desafortunadamente. Lo digo brutalmente, suena feo, pero es la verdad. Nos hemos olvidado, incluso la criminología académica se ha olvidado mucho tiempo de los cadáveres. Demasiado tiempo. La criminología estudió todos los delitos, todos, menos uno. El más grave de todos los delitos: no estudió el genocidio. Se borraron los muertos del genocidio. En las estadísticas de homicidio en los países en que hubo genocidio, no aparecen los muertos. Es como que los eliminaron. Y ahora creo que hubo una etapa de una criminología legitimante de los genocidios sobre todo de los genocidios neocolonialistas del siglo XIX, toda la criminología del reduccionismo biológico, etc., que termina donde tenía que terminar, en los campos de concentración. A partir de ahí dijeron dejemos este reduccionismo biológico, dejemos este racismo, hacen la declaración universal de derechos humanos, todo ser humano es persona (valiente descubrimiento, hubo que llegar al año ’48 para decir eso pedazo de bestias). A partir de ahí se siguió diciendo estudiamos las causas del delito, pero del genocidio no. De repente dijeron estamos estudiando las causas del delito, pero el delito si no viene alguien que lo califica como tal no lo es, y además parece que no todos los que cometen delitos son criminalizados, por lo que tenemos que estudiar el aparato punitivo. Empezamos a estudiar el aparato punitivo. Hasta entonces nadie lo había estudiado. Empezamos a estudiar el aparato punitivo y de repente nos dijeron ustedes se están quedando, están analizando el comportamiento de los perros de abajo, lo decían los ingleses, los under dogs, de repente llegan a un perro medio, pero a los perros de arriba, a los top dogs, no llegan. Entonces nos fuimos a las teorías macro y empezamos a estudiar a los top dogs. Y cuando empezamos a estudiar a los top dogs entraron todos los neomarxismos, y de repente llegaron a la conclusión, algunos, de que la única solución que había era la revolución y cambiar todo, y tirar todo por la ventana, la ventana también, entonces todo se iba a resolver de golpe. Llegados a ese estado, nos quedamos en que era imposible, estábamos en una situación de impotencia, entonces esa criminología de la reacción social, etc., llega a un ocaso, se cierra, pero claro, el problema era que tampoco esa criminología de la reacción social se había ocupado del genocidio. Tuvimos una etapa legitimante y tuvimos una etapa negacionista, curiosamente. Y desde hace unos pocos años estamos diciendo guarda que estamos dejando afuera el más importante, el más grave de todos los crímenes, y grave en serio, porque como no se lo estudió no tenemos cifras muy exactas, pero el siglo pasado, siglo XX fue siglo de genocidios. Y hay estimaciones, algunas conservadoras, modestas, que hablan de unos 85 millones de muertos. Otras un poco más aventuradas, llegan a 130. Pongamos que unas se quedan cortas, otras largas, 100 millones, más o menos. 100 millones de muertos por los estados fuera de hipótesis bélica. Las guerras mataron 35 millones en el siglo pasado, pero estos son 100 millones de muertos, 3 veces más que las guerras, fuera de hipótesis bélica, donde más o menos hay dos fuerzas simétricas que se dan. Incluso dejo fuera de esa hipótesis los daños colaterales que les dicen ahora, por graves que sean, dejemos Hiroshima y Nagasaki, esas cosas. Estos fueron muertos, directamente, por los estados en situación de indefensión. Es decir, en el siglo pasado, de cada 50 tipos que caminaban por la corteza terrestre, 1 se lo echaban los estados. Y la criminología, bien gracias, no se ocupó de eso. Hoy cuando nos ocupamos de eso nos damos cuenta de varias cosas: no es que agreguemos un delito más a los que la criminología estaba estudiando, nos cambia todo. Cambia todo porque cuando nos preguntamos quién mató a esos tipos, quién fue el agente ejecutor, ahí empezamos a temblar, porque en todos los casos los agentes ejecutores fueron agencias del poder punitivo. En la guerra hubo ejércitos, sí, pero cuando hubo ejércitos, que no siempre los hubo, no fue en función bélica sino en función policial. Y por lo general sí fueron agencias, la GESTAPO era una policía, la KGB era una policía, el genocidio armenio se hizo soltando criminales turcos para que fueran matando a los armenios en el camino, los desplazamientos stalinistas se hicieron usando al ejército en función policial, para hacer los desplazamientos. Más recientemente, los crímenes de África que se cometieron en Ruanda, se cometieron ante la indiferencia, la omisión total de las fuerzas policiales. Es decir, primero nos damos cuenta del material de dinamita que estamos manejando, y en segundo término nos preguntamos cómo se pudieron llevar a cabo estos hechos. Hubo ideólogos, sí. ¿Qué ideologías se manejaron? ¿Cómo pudo suceder esto? Por supuesto hay teorías patologizantes, dicen todos estos son psicóticos, son psicópatas. Eso no es cierto. No podemos patologizar esto, porque si vamos un poco más atrás, ya no en el siglo pasado, poco en el siglo pasado y nos vamos al siglo XIX, los genocidios neocolonialistas de África son innegables. Los alemanes en Sudáfrica antes de la primera guerra mundial aniquilaron a todo el pueblo de los ereros. Los aniquilaron, directamente. Leopoldo II en el Congo, a fines del siglo XIX comienzos del siglo XX, se echó aproximadamente 8 millones de negros, con el objetivo de conseguir caucho, solamente. Es decir, la práctica del genocidio colonialista en un momento se trasladó a la propia Europa, y dio lugar al Holocausto, claro. Había un entrenamiento neocolonialista, la cosa viene de lejos. Podríamos seguir para atrás, pero quedémonos en lo reciente, en lo que está más próximo a nosotros. Por cierto esto no puede ser patologizado. Cada genocidio va precedido por un discurso genocida, por un discurso que instala un mundo paranoide. Claro, el discurso cuando el genocidio se practica no en el territorio, sino afuera, basta con que caracterice a las víctimas como subhumanas y punto, no necesita otra cosa. No son enemigos, son subhumanos que son enemigos de la humanidad, por serlo, nada más. Cuando el genocidio se practica en el mismo territorio es indispensable fabricar un grupo como chivo expiatorio, previamente. Para lo cual se necesita que el grupo que se identifica como chivo expiatorio tenga algunas características, sea capaz de canalizar venganza y todo el discurso indicativo se pueda llevar contra ese chivo expiatorio responsable de todos los males. Es decir, cuando en una sociedad se va generando una violencia difusa, se va generando un malestar que nadie sabe exactamente a qué se debe, pero hay un malestar y una violencia difusa, éstos generan angustia. La angustia no tiene un objeto. Es un estado de angustia (quizá el objeto de la angustia es el temor a la muerte, pero no hay un objeto concreto). Cuando identificamos el objeto concreto, el chivo expiatorio, la angustia se convierte en miedo, baja el nivel de angustia. Y el miedo es el que determina la canalización de la venganza y comienza el aniquilamiento del chivo expiatorio. Este mecanismo es usual del sistema penal, nos guste o no nos guste, funciona de esa manera. La actual criminología mediática hace uso una vez más de este mecanismo. Cuando hay un chivo expiatorio mejor, más poderoso, al que se le pueden atribuir más males, mejor. Satanás en la época de la Inquisición era un chivo expiatorio bárbaro. Naturalmente el chivo expiatorio no era el pobre Satanás, sino las mujeres, como socias de Satanás, pero a ellas se les podía atribuir todo: el granizo, la pérdida de las cosechas, la nieve, la muerte de los animales, la peste, la impotencia de los maridos, el aborto en las mujeres, todo. Satanás era un tipo bárbaro. Cuando no hay un candidato a quien se le puedan atribuir más cosas, porque en la medida en que se le pueden atribuir más cosas, yo, que mando, me las saco de encima: Satanás tiene la culpa de todo, yo no tengo la culpa de nada, fenómeno. Va habiendo candidatos a chivos expiatorios residuales, y cuando no queda otro, el chivo expiatorio residual es el grupo del cual emergen delincuentes comunes, algunos delincuentes comunes. A todos los chivos expiatorios se le imputan delitos: los judíos cocinaban bebés recién nacidos para comérselos, qué sé yo, cualquier cosa. A veces los delitos existen, que no haya la menor duda. Se imputaba a los judíos bolchevismo. Es cierto que una minoría judía de la Unión Soviética que estaba siempre sometida había sido jerarquizada por alguna jerarquía bolchevique, después Stalin los mató. Había un grupo de armenios que querían la independencia y de repente armaban algún lío con los turcos, sí, es cierto. En Ruanda, sí, es cierto que las víctimas del genocidio ruandés antes se habían echado a 100 mil de los del otro lado, en el país vecino, de la misma etnia. Lo que nos pasó a nosotros, es cierto que había una violencia política, pero sería muy ingenuo pensar que si no hubiese existido nada de eso, los genocidios no se habrían cometido. Evidentemente, esos eran los pretextos, sin lugar a dudas. Es decir, para reprimir determinadas cosas, hacían matar a todo el grupo. Sin embargo, esto es característico, por eso es que la criminología mediática instala un mundo paranoide (cuidado que no lo instala pidiendo vindicación sobre el homicida, sobre el homicida serial, sobre el violador serial – no, tiene muy poca importancia si en lugar de 20 años le ponemos 30, le ponemos todos los días; siempre le pusimos, nunca lo acariciamos –si se lo individualizó, claro). El chivo expiatorio es el grupo y a falta de otro candidato, hoy el chivo expiatorio es el pibe adolescente o joven habitante de nuestros barrios precarios. La técnica es clara, aquí muestro un pibe que mató a una viejita que salía de un banco, acá muestro un pibe tomando cerveza en la esquina, no sé en el momento que éste va a matar otra viejita. Ése es el asunto, cuidado que el chivo expiatorio no es el delincuente; no, se maneja el sentimiento de venganza o indignación que puede producir un hecho brutal pero para recaer sobre el grupo, ésa es la técnica, y es una técnica complicada. Por supuesto, nosotros los argentinos nos creemos siempre los dueños de la última Coca-Cola del desierto y nos creemos que inventamos todo. No, no inventamos nada, podemos haberle agregado algún dato folklórico, pero esto es movimiento mundial. Y no nos engañemos que responde a un objetivo muy claro de definición de modelo de estado. Tiene su origen en EEUU y se planetariza, está muy claro. Y hoy mismo lo estamos viendo dentro de la política de EEUU, el negro Obama por un lado y Party por el otro. No nos equivoquemos. Esto nace hace algo más de 30 años pero se instala con las administraciones republicanas a partir de 1980, con la administración de Mr. Reagan. A partir de esa administración, del primer cowboy, esto va tomando cada vez más cuerpo (no crean uds. que me está dando un ataque de antinorteamericanismo, a mí el acné adolescente por desgracia me pasó hace mucho tiempo, todo esto que les estoy contando tampoco me lo contó Fidel Castro, me lo cuentan mis colegas de EEUU, los colegas criminólogos, si quieren les doy los libros y por cierto en ese sentido es admirable porque lo pueden decir en las universidades, nadie los persigue, hasta les dan fondos de investigación, los contratan, etc. y les pagan mucho más que lo que nos pagan a nosotros por enseñar en la universidad). Pero efectivamente hay varias interpretaciones de esto, pero la que sigo es la que más me seduce, creo que es la más equilibrada, es la de Jonathan Simon, que es un profesor de California, donde describe todo esto como una governance, como una técnica de gobierno a través de la manipulación de miedos, del manejo de miedos – creación y manejo de miedos, es decir, instalación de mundo paranoide. Parte de una base: tenemos que cambiar el modelo de estado, el modelo Roosevelt, el modelo del Estado de Bienestar, el modelo del Welfare State, el modelo de Estado Providente que en EEUU se instala con Roosevelt, en los años ’30, ese modelo, por un modelo de estado gendarme, el estado chico que deja hacer, que deja operar a las fuerzas económicas, monopólicas, por supuesto, el modelo Bush. ¿Cómo lo hacemos? Hay que cambiar la imagen del ciudadano medio. El ciudadano medio del Welfare State es el ciudadano trabajador, tenemos que cambiar al ciudadano medio trabajador por el ciudadano medio víctima. Todos devienen víctimas. La víctima que pide venganza es el modelo medio de ese estado limitado a proveer servicio de seguridad policial y nada más, y servicio represivo. En los EEUU esto se ha hecho, yo creo que se les fue la mano, en este momento los mismos que lo montaron no lo pueden parar. EEUU gasta en su sistema penal la módica suma de 200 mil millones de dólares por año. Supera el total de nuestra deuda externa, y es eso lo que se gasta por año en mantener un sistema penal que está llegando al 800 x 100 mil el nº de prisionizados, tipos que están presos; es decir, pasó los 2 millones de presos, tiene otros 3 millones de personas controladas por parole o por probation, más o menos lo que es nuestra condena condicional y la probation nuestra y la libertad condicional, o sea más de 5 millones de personas controladas por el sistema penal, lo cual demanda el trabajo de otros 3 millones de personas. Es decir, tenemos 2 y pico fuera del mercado laboral, otros 3 que están con el mercado laboral medio condicionalmente y otros 3 que trabajan directamente con la demanda del trabajo. La hipertrofia del aparato punitivo del estado sirve como variable de la tasa de empleo y de desempleo. En una economía que se terceriza, como que la economía de producción tiende a pasar a economía de servicios, esto es aptísimamente funcional, pero creo que se les fue la mano y que hoy no lo pueden parar. Es decir, esa inversión en momento de recesión es demasiado grave. Hasta este momento era el festival en que no le importaba cuál era el déficit presupuestario anual y tenía un déficit que era astronómico y todo funcionaba bien, pero en este momento no sé, creo que empiezan a tener dificultades y creo que esta es una consecuencia que no previeron los mismos que montaron el sistema. ¿Cómo se monta el sistema ya dentro de la historia de EEUU? Si ustedes observan los presidentes norteamericanos desde 1980 hasta la llegada de Obama, que rompe la cadena, todos fueron ex gobernadores de estados, salvo el viejo Bush que venía de la CIA que tampoco es muy recomendable. Esto rompía una tradición, antes los presidentes salían del Senado, como salió ahora Obama, el cual rompió la cadena. Pero por los años 70 la política del Senado empieza a tener un desprestigio notorio porque pierden la guerra de Vietnam, fracasan en la recuperación de los rehenes de Teherán, etc., y entonces entran, el cowboy primero, y entran los gobernadores de los estados. En los estados norteamericanos, el Procurador General y el Ministerio Público se eligen por voto directo, por voto popular, por lo cual el Ministerio Público y sobre todo el Procurador General si le da el … inmediatamente trata de lanzarse a la política haciendo la mayor demagogia posible, esta demagogia a través del número de penas de muerte que obtiene. Y hay campañas electorales donde, y en el colmo de la amoralidad total, el candidato está rodeado (sobre todo en las elecciones de gobernadores) de la foto de todos aquellos a los que no les conmutó la pena de muerte, es decir yo maté a todos estos, ahora les prometo que en mi segundo mandato voy a matar más. Hubo una caída ética de la política hasta semejante grado de deterioro mediático, por supuesto. ¿Entonces del lado de quién se ponen? De la víctima, tengo que agarrar a la víctima, hacer que la víctima llore, mostrar determinada víctima, por supuesto, no todas, no las víctimas de violencia policial, no los negros que agarran a patadas, a aquella víctima que puede generar un sentimiento de empatía, por supuesto y de identificación. Esto de la utilización de la víctima, de crear asociaciones de víctimas que reclaman vindicación, represión, etc, es algo que tiene un contenido de crueldad que es verdaderamente increíble, es una de las inmoralidades más grandes. Se selecciona una víctima y a esa víctima se le da un escenario enorme, que es todo el escenario mediático: se le brinda el escenario mediático. La víctima, sobre todo si hay una pérdida, como todo aquél que sufre una pérdida es alguien que tiene un serio problema psíquico, un serio problema de daño que es necesario atender, es necesario brindarle apoyo para que pueda superar esa coyuntura, esa lesión. No sólo la víctima de delito, sino todo el que sufre una pérdida súbita en un primer momento tiene una sensación de extrañamiento, de no creer lo que ha pasado; en un segundo momento, cuando ya admite lo que ha pasado, de una manera totalmente inconsciente y de una manera absolutamente irracional, pero nos pasa a todos, empezamos a pensar en potencial si yo hubiera hecho, si yo hubiera dicho, si no le hubiera dicho, si hubiera venido, si no me hubiera ido… Es absolutamente irracional, completamente irracional, pero empezamos a jugar con la causalidad, inevitablemente. Eso nos va cargando de culpa, y llega un momento en que la carga de culpa es grande, tan grande que no la resistimos y tratamos de extroyectarla en un objeto o persona, lo primero que se nos pone a tiro, luego, se nos ayuda, etc, vamos saliendo hasta que la pérdida se va convirtiendo en nostalgia con la que tendremos que cargar durante toda la vida, pero ya terminamos de elaborar el duelo. Si en el momento de la extroyección, en el momento en que lo ponemos afuera se nos fija, lo que se hace es interrumpirnos el proceso de elaboración del duelo. Fijarnos en un momento en que abruptamente se nos corta el proceso que de llegar a término nos devuelve la salud mental. Cuando se elige la víctima, y esto en criminología lo llamamos la víctima héroe, se elige la víctima héroe, se le da todo el escenario (naturalmente la víctima héroe, insisto, tiene que tener algunas características que permitan la identificación, también algunas características histriónicas, por regla general, yo diría que a veces predominan algunos signos histéricos), se le da todo ese espacio, pero cuidado, se corta el proceso de elaboración del duelo, pero eso no interrumpe la acumulación de culpa, sigue produciéndose la acumulación de culpa y eso hace que cada vez los reclamos de la víctima de corte vindicativo sean mayores. No se le puede contestar a la víctima porque responderle a la víctima es desconocer su dolor, entonces el que le responde a la víctima está manifestando crueldad; hay que dejar que la víctima diga todo lo que quiera, entonces se le pregunta ¿usted cree en la pena de muerte?, etc. todas las barbaridades que se les pueda ocurrir, la víctima va diciendo, va diciendo, hasta que la carga de culpa que se le va acumulando por la interrupción del proceso de elaboración del duelo la lleva a incurrir en exabruptos. Entonces ya la víctima se hace inmostrable, ya no sirve, la tiran. Sin importarle el daño psíquico que le haya producido la interrupción del proceso de elaboración del duelo. Realmente es un procedimiento de una extremadísima crueldad. Pero este procedimiento es el que nos viene de EEUU, un avance de los fiscales sobre los jueces. ¿Quiénes son los enemigos de la seguridad? Los jueces. ¿Por qué? Porque no revientan a todos los que hay que reventar, no le dan a la policía todo el poder que hay que darle, no autorizan la tortura, aplican el código de procedimientos. Y los jueces se asustan. Y los políticos se asustan. Se asustan porque no saben cómo parar… Se les viene encima la presión mediática. Unos se asustan, otros se montan oportunísticamente sobre la presión mediática, claro. Es comprensible. Yo siempre digo que Poncio Pilato no era una mala persona, era un burócrata, era un política, pobre, se le armó, dijo bueno, denle, qué sé yo… acá pasa lo mismo, bueno, denle, qué sé yo… Si el político enfrenta a la criminología mediática, no sólo recibe el garrotazo del opositor, sino que recibe el garrotazo de su propio partido, lo van a bajar de la lista, van a decir que es un piantavotos. Lo grande es que si nos pregunta a nosotros (y aquí cargo la parte de culpa que nos incumbe) le vamos a decir mirá, si seguís así, le vas dando cada vez más poder a la policía, vas autonomizando cada vez más las agencias policiales, te van a dar un golpe de estado. Lo de Ecuador era previsible, una policía única, perfectamente previsible. Los golpes de Estado últimamente los da la policía, no son los mismo golpes de Estado tradicionales, del tirano Banderas, el señor Presidente… no, no es un comisario que se sienta, no… hoy cualquier policía puede desestabilizar cualquier gobierno cuando se le da la gana, y sobre todo cuando se reducen sus ámbitos de recaudación autónoma. Hablemos claro, no estoy dramatizando ¡¡corrupción!!, no, si lo que hemos hecho fue darles ámbito de recaudación autónoma… bueno, ahora esta es la realidad, lo tenemos, tenemos una fuerza autonomizada con un ámbito de recaudación autónoma. No lo dramaticemos, empecemos a estudiar cómo los pasamos en limpio. Ya la macana está hecha, no nos pongamos a rasgarnos las vestiduras ni a negar que existe; no, existe, está hecho, hay que reconocerlo y a partir de ahí hay que ver cómo vamos revirtiendo, cómo dignificamos, cómo controlamos y cómo vamos mejorando las condiciones laborales dentro de una organización totalmente jerárquica y autoritaria en que les negamos los más elementales derechos laborales, fundamentalmente el derecho de sindicalización, con el pretexto de que no pueden tener derecho de huelga. Claro que no pueden tener derecho de huelga, los guardias de un hospital tampoco, pero una cosa es el derecho de huelga, otra cosa es el derecho a sindicalizarse y a discutir horizontalmente las condiciones de trabajo y a generar una conciencia profesional a través de esa discusión horizontal. Cuando se les dice todo esto, se les dice mirá que por este camino vas al desastre. Y bueno, pero entonces ¿qué hago? ¿Enfrento la criminología mediática? Y, vas a perder la elección que viene. Entonces lo menos que puede hacer es mirarnos sino con desprecio, con lástima; si por un lado me voy al diablo y por el otro también, ¿qué hago? Efectivamente, sí, ¿qué se hace? Lo que se hace es sencillo: creo que hay que empezar a diagnosticar la violencia y a diagnosticarla técnicamente. Si cada vez en una sociedad hay que motivar conducta o desmotivar conducta lo hacemos a través de métodos científicos y técnicos, -y para eso existe la mercadotecnia- a nadie se le va a ocurrir determinar a otro a comprar algo si no tiene la forma técnica de determinarlo, ni a nadie se le va a ocurrir fabricar un producto que no va a poder vender, ni a nadie se la va a ocurrir inventar cómo va a desmotivar para que compren el producto del competidor, se usan técnicas, de economía, de sociología, técnicas, se motiva y se desmotiva conductas a través de técnicas, sí. Para lo cual se hacen estudios de campo, pero cuando tratamos de desmotivar conductas violentas y de motivar conductas menos violentas no se hace ningún estudio de campo ni se usa ninguna técnica. De la tv pasamos a la mesa de café y de la mesa de café a la ley, lo cual es absolutamente suicida: nadie puede prevenir lo que no conoce. No hay ningún ámbito de la política del estado en que no haya un responsable: política educacional, política caminera, política sanitaria, lo que sea. Si yo salgo en este momento y digo hay un brote de cólera sale una autoridad sanitaria que me dice no, no hay ningún brote de cólera, o que me dice sí, llegó un tipo en un avión con cólera, no pasó nada, es sólo uno que tenemos. Si salgo y digo matan a todos no hay nadie que salga y diga no, miren que no pasa nada o miren que sí, hubo un homicidio, pero ¿qué quieren? 44 millones de habitantes algo tiene que pasar alguna vez. O que me diga sí, hay un brote del demonio, está pasando algo raro, vamos a ver qué sucede. Si me preguntan ¿es una sensación? ¡Qué sé yo! Si no lo sabe nadie, yo tampoco. Es elemental, es tan elemental que no tengo forma de explicarlo: ¿cómo voy a prevenir lo que no conozco? Imagínense que no tuviésemos un diagnóstico de cuáles son las patologías más frecuentes y más graves en el país, entonces que a cada responsable sanitario se le ocurriera hacer cualquier cosa, entonces tendríamos hospitales llenos de quirófanos donde tenemos que atender el Chagas-Maza, ¿por qué? Porque el que hizo el hospital es un cirujano y le gustan los quirófanos, qué sé yo… Es de locos, eso más o menos es lo que estamos haciendo en el ámbito de prevención de comportamiento violento. No contamos los muertos, no contamos los cadáveres. Me dan números, pero no se trata de números, se trata de tener perfil de victimización, riesgo de victimización, circunstancia de hora, lugar, modo, etc. Se trata de tener el perfil del infractor, no es todo el … . Si hay todo un grupo, bueno, pero, ¿hay algunos del grupo que actúan de esa manera? Cuáles son los factores concretos de riesgo, de riesgo específico, para ir a combatir los riesgos específicos. ¡No sabemos nada! Si no empezamos por ahí no vamos a poder hacer nada. Entonces yo le diría la político, bueno, sí, seguí arreglándote con la criminología mediática como puedas pero empezá a juntar esto que son las armas para combatir la criminología mediática. Sí, soy conciente que si te enfrentás de golpe con la criminología mediática te vas a hacer pelota, pero empezá a armar el arsenal. Cuando tengas el arsenal andá cambiando de la misma manera que… qué sé yo, había iluminación a gas hasta que se cambió a la iluminación eléctrica, y bueno, mientras se instalaba la iluminación eléctrica siguió habiendo la de gas hasta que logramos hacerla desaparecer. Había transporte de tracción a sangre hasta que se cambió por el motorizado, lo fuimos reduciendo hasta que nos quedamos con el motorizado, qué sé yo… Bueno, esto es lo mismo, empecemos a armar el arsenal defensivo. Sí, ya sé que esto no se hace en 24 hs. No hay una bomba neutrónica que neutralice la criminología mediática, pero empecemos a hacerlo, y por otra parte, al hacerlo vamos a ir ahorrando cadáveres, que es lo importante. No se trata de que no vamos a tener resultados más o menos cercanos. Sí, vamos a ir teniendo resultados. Por otro lado, todos me dirán, esta tesis mía de que la criminología mediática rige lo cotidiano y la académica no cuenta, cómo se explica en un mundo como mundo contemporáneo que es un mundo donde la ciencia, la técnica tienen un prestigio del demonio. Les decía al comienzo, sí, es algo así como una medicina científica pero la conducta de todos los días a través del curanderismo. ¿Cómo se explica esto? Y, se explica por razones destintas en el norte y acá. En el norte hay algunos tipos que escriben unos libros de aeropuerto que ni siquiera se traducen (por suerte, porque además no los creeríamos nosotros – a cada rato sale el gen de la criminalidad –, un tipo dice que ve el pensamiento, locuras; hay que tener cuidado, que esas locuras pasan a la psiquiatría últimamente, los laboratorios venden cosas para eso). Pero entre nosotros no, entre nosotros lo curioso es que la criminología mediática la alimentan expertos. Es muy raro. Y son expertos en serio, algunos; hay muy poquitos que son expertos en la estafa solamente, pero se les nota demasiado. La mayoría no, la mayoría son expertos en serio, gente que sabe de lo que habla. Porque realmente uno puede ser un buen fiscal, puede ser un buen policía, puede ser un buen juez, puede ser un buen médico forense y no necesita saber quién fue Robert Merton ni en su vida abrir un libro de sociología o de psicología, no, y sin embargo puede saber hacer muy bien una autopsia. Entonces si uds. observan un poco cómo funciona en tv la cosa, se van a dar cuenta de que a veces sientan a una mesa redonda a un grupo de personas que saben de lo que hablan técnicamente, pero en un momento dado les empiezan a preguntar ¿ud. cree que la droga tiene incidencia en la suba de homicidios? ¿Ud. cree que la disolución de la familia, los vínculos familiares…? Y el tipo cree que eso pertenece al ámbito de lo obvio, del dominio del común, es decir, se nos va metiendo a través de la tv que todos podemos saber de eso porque es del dominio obvio, del dominio común y entonces se cree obligado a contestar, no tiene la conciencia de decir no, mire, yo sé hacer una autopsia, lo que ud. me está preguntando se lo tiene que preguntar a un investigador. No, en realidad la construcción social de la realidad se nos va haciendo a medida que vamos considerando cosas obvias, que se dan por entendidas, y efectivamente, a algunas cosas las tenemos que dar por entendidas porque sino no podemos manejar… no es que se construya la realidad material, no el material del mundo, me paro delante de un ómnibus, cuando viene el ómnibus me mata, pero si me paro a un costado y estiro la mano, el ómnibus para, me subo, meto la moneda, por supuesto que puedo subir al ómnibus y hablarle en ruso al conductor, o pedirle cigarrillos, también puedo pedir un café con leche con medialuna y con la medialuna rascarme la oreja, pero me van a llevar a un manicomio. Esas son cosas obvias, están incorporadas, el problema es que se van incorporando demasiadas cosas que se dan por obvias, que se van incorporando demasiadas cosas que se dan por sobreentendidas y eso es lo que le pasa al experto, sigue hablando de lo que no sabe, porque lo considera perteneciente al dominio de lo obvio. Y de esa manera es cómo esta criminología mediática obtiene prestigio. Cuidado, la criminología mediática no sólo se forma a través de la comunicación de noticias, ni necesariamente tiene que mentir. No, una noticia puede o ignorarse o darse sin ninguna connotación emocional o bien también puede darse con una connotación emocional grande, se puede destacar más. La criminología mediática se forma hoy fundamentalmente a través de la tv. Yo no comparto toda la visión apocalíptica de que el homo sapiens se va a convertir en homo videns, pero algo hay de cierto. La tv muestra cosas, sirve para mostrar cosas, y por ende genera pensamiento concreto, estimula el pensamiento concreto y desestimula el pensamiento abstracto, es decir, el pensamiento simbólico; nos va haciendo cada vez un poco más oligofrénicos. La capacidad de pensamiento abstracto es lo que marca más o menos el índice de inteligencia. Cuando un psiquiatra habla, en la primera impresión con un paciente y le parece que tiene algunos cables menos, repregunta por un concepto abstracto a ver si puede seguir el discurso en el mismo nivel. Yo le pregunto ¿qué es Dios para vos? Y si el tipo me contesta el que hace milagros, o los santos, bueno, me parece que está un poquito bajito. Y sí, efectivamente, la tv, como muestra objetos estimula el pensamiento concreto, desestimula el pensamiento abstracto. Además, el mensaje televisivo debe ser breve, porque es muy caro, tiene que impactar sobre lo emocional, fundamentalmente, no hace pensar, normalmente el televidente es un tipo que llega cansado, hace zapping, no tiene muchas ganas de pensar tampoco (no sé si cuando se lo propone puede). Pero cuidado que no es sólo la transmisión de noticias el problema, en la transmisión de entretenimientos, en la comunicación de entretenimientos esto se nos mete. Si uno hace zapping desde la mañana hasta la noche en la tv va a ver más homicidios ficcionales que todos lo que haya en el año en el país en realidad. Y si analizan un poco la estructura de todas las series policiales norteamericanas que se pasan en todos los canales porque son baratas, se doblan a todos los idiomas del mundo, se venden a todo el mundo la misma serie (uno llega a cualquier lado, un país extraño, ve la misma serie en un idioma insólito). La dinámica es más o menos parecida. El héroe de la serie televisa tiene características de psicópata, siempre. Es un tipo que no tiene miedo, tiene una alta resistencia al dolor –es decir, hiposensibilidad al dolor-, es hiperactivo –al tipo le rompen la cara, lo patean, patea al otro y se para y sigue, sigue saltando, goza de una resistencia loca, finalmente mata al desgraciado que hay que matar, al perro podrido que hay que matar (yo nunca maté a nadie, pero no descarto que en mi vida por ahí tengo que matar a alguien en legítima defensa, pero creo que no me voy a sentir muy bien, de cualquier manera…), no éste, se terminó, chau, se agarra la mina del brazo se va, se va con la mulatota, hiperactividad sexual también… y en el medio de la serie aparece un idiota, aparte de que es medio idiota la mujer de la serie también, porque en el momento que se escapan, se cae (sí, la mujer siempre es muy boba), además siempre hay otro idiota que en general es un fiscal, algún policía, detrás del cual se oculta la figura del juez que es el que le dice no, pará, así no, pero éste como lo pasa, no le hace caso y tiene éxito y finalmente logra destruir al maldito. Es decir, esto uno lo toma jocosamente, pero cuidado que la caja idiotizante es la baby sitter desde muy chico, lo sientan al nene frente a la caja idiotizante, lo tienen ahí, total antes le daban opio, hace 100 años, ahora no, está la caja idiotizante, lo dejan ahí, que no molesta –y ya no la clase más humilde, la clase media lo hace- y al nene se le va metiendo adentro del equipo psicológico eso desde chiquitito y cuando llega a grande ya tiene el equipo psicológico armado con eso adentro y desarmar eso no es fácil. Es una forma muy insidiosa de meter la idea de que la única solución a todo conflicto es una solución violenta y es una solución de carácter punitivo. Ése es el panorama que tenemos hoy en el mundo, insisto, esto es resultado de una governance, de una técnica de una manipulación de miedos. El establecimiento del miedo paranoico neutraliza la función filogenético del miedo. El miedo es un sentimiento normal ante un objeto temible. Cuando estamos hablando de un miedo paranoide –no digo paranoico, parecido al paranoico- resulta que tenemos un objeto no temible o tenemos un objeto cuya temibilidad se exagera. En la medida en que esto pasa, resulta que dejamos de ver otros objetos temibles, y por eso el miedo paranoide hace perder la función filogenético del miedo normal. Nos fijamos en eso, le tenemos temor a eso, y no nos fijamos en esto. Cuando hablábamos hoy de sociedad de riesgo, sí, vemos todos los riesgos, pero no vemos otros riesgos, ése es el asunto. El mundo paranoide nos lleva a ver ciertos riesgos y nos oculta otros. Y el riesgo que nos oculta, fundamentalmente es el de una hipertrofia del sistema penal que no la vamos a hacer como el modelo norteamericano porque no tenemos 200 mil millones de dólares, la hipertrofia del sistema penal en nuestros países lleva a una masacre por goteo, a una especie de genocidio por goteo. Lleva a aumentar el número de presos, lleva a aumentar el número de presos sin condena, es decir, de los cuales hay un 20, 25% que van a ser absueltos, es decir, presos por nada, o para nada; lleva a reproducción de conducta criminal, porque todos sabemos que la cárcel tiene un efecto reproductor, en tanto la usemos limitadamente, bueno, qué le vamos a hacer, hay que usarla; en tanto se la use gratuitamente, lo que estamos haciendo es producir criminales, producir personas más deterioradas, con graves riesgos de desviaciones secundarias de conducta, más graves que la desviación primaria que motivó la primera intervención; estamos produciendo personas que salen estigmatizadas, con mucho menor espacio social; estamos produciendo personas con un cambio subjetivo que los lleva a introyectar el estereotipo negativo con el que cargan; es decir, estamos obteniendo un efecto de carácter paradojal. Por otra parte, políticamente, insisto, no sólo se pide más prisión –no para los asesinos, no para los criminales, no para los violadores seriales, no, eso no es el problema, insisto, 10 años más, 10 años menos para alguien que hizo una barbaridad no es mucho, no hace la diferencia – no, no es eso, es el grupo, es el conjunto, el chivo expiatorio, que es todo el grupo. Tiremos la red sobre el grupo y vengan, ése es el problema. Por un lado tenemos eso, por otro lado tenemos la mayor autonomización de las agencias ejecutivas, y los mayores ámbitos de recaudación de las agencias ejecutivas. Por otro lado tenemos, que no podemos ignorar, toda la criminalidad de mercado, que es un potencial altísimamente destructivo de la capacidad de las propias agencias ejecutivas. Es decir, en la medida en que la criminalidad de mercado – por criminalidad de mercado me refiero a todos los tráficos ilícitos, de personas, de objetos falsos, medicamentos – todo eso genera hoy un riesgo de desestructuración de las fuerzas policiales mucho mayor, genera descontrol de mandos medios; en los países que están más azotados que nosotros, directamente las fuerzas policiales se caen de la inoperancia total; los índices de violencia se potencian. Ése es el otro riesgo que pone en peligro la base misma de nuestra convivencia democrática. Hay países que no tienen fuerzas armadas, pero países sin policía no conozco, de modo que la policía es algo que tenemos que pensar, y cuidar y mejorar. Es una institución necesaria, absolutamente necesaria. Todo ese es el efecto de esta criminología mediática como resultado del governance. En la medida en que esto camine en ese sentido, vamos a una quiebra del Estado de derecho, quiebra del Estado de derecho que se manifiesta por un grado de autoritarismo que no es el autoritarismo, el totalitarismo de entre guerras –el nazismo, el fascismo, el stalinismo eran creativos, perversamente creativos, pero tenían paradas militares, colores, edificios, neoclásicos, tipos que inventaban teorías absurdas, pero bueno, las inventaban. Este otro autoritarismo no, es un autoritarismo cool, es un autoritarismo gris, un autoritarismo del no pensar, del dejarse llevar por el sentimiento de miedo y de venganza, subirse a la ola del miedo y de la venganza, es algo que yo diría un poco en los términos del viejo Teilhard de Chardin -yo sé que está fuera de época citar a Teilhard de Chardin - el viejo Teilhard de Chardin decía que antes del fin de este siglo, del siglo XXI íbamos a tener una huelga de la inteligencia, una huelga de la noósfera, creo que estamos en la huelga de la noósfera, me parece que estamos en la huelga de la inteligencia. Es un autoritarismo que no tiene color, que no tiene creatividad, no tiene nada, es simplemente un autoritarismo de carácter decadente, como resultado de una manipulación del miedo que nos victimiza a todos y que lamentablemente nos hace perder de vista que detrás de esto hay un juego, detrás de esto, es el juego de destruir el Estado de bienestar, de destruir el Estado que amplía la base de ciudadanía real para reemplazarlo por un Estado en que la política no tenga más espacio y en que las fuerzas económicas monopólicas manejen todo. Muchísimas gracias.